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| Nombre | Abelisaurus comahuensis | |
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Tamaño | Grande | ||
Era | Mesozoica | ||
Período | Cretácico | ||
Alimentación | Carnívoro | ||
Hábitat | América del sur | ||
Naturaleza | Terrestre |
¿Qué es un Abelisaurus?
El Abelisaurus fue un dinosaurio terópodo que vivió entre los 83 y los 70 millones de años atrás en lo que hoy es América del Sur, más exactamente en Argentina. Poseía características comparables con el espécimen “Albertosaurus canadensis”.
Su existencia se conoce a partir de un cráneo que no estaba en las mejores condiciones. Y aunque se hicieron muchas reconstrucciones estas son estimativas porque la mayor parte de sus particularidades se han basado en la apariencia de sus parientes terópodos relacionados.
De hecho, algunas de sus particularidades aún son un misterio o están todavía en discusión.
Hallazgo del Abelisaurus
El Abelisaurus tuvo su primera descripción en 1985 por parte de los paleontólogos argentinos José Fernando de Bonaparte y Fernando Novas. Al estudiarlo observaron que se trataba de un terópodo con características propias, lo que motivó la creación de un nuevo grupo, el Abelisauridae.
Se lo clasificó inicialmente dentro de los Carnosauria, que era el grupo en el que se suscribía a los grandes terópodos de ese tiempo. Más tarde en 1990 se lo clasificó como un Ceratosauria.
Con el tiempo aparecieron nuevos representantes de este grupo. Bonaparte describió en 1985 al nuevo género Carnotaurus que se ubicaba entonces como el segundo representante de los Abelisáuridos.
Este se basa en un esqueleto prácticamente completo y en buenas condiciones de conservación, cuyo hallazgo también se dio en Argentina. Un año más tarde se descubrió también en este país el Xenotarsosaurus, que tenía rasgos fragmentarios.
Sumado a esto Bonaparte explicó en una publicación de 1986 que el Indosuchus que había sido hallado en India, poseía características que lo ubicarían como un Abelisáurido. Incluso si este último descubrimiento constaba de sólo dos cráneos, esto habría sido indicativo de que los Abelisauridae no se desarrollaron sólo en América del Sur.
Desde entonces se han descripto muchos otros ejemplares del grupo. Los dos más reciente fueron el Aucasaurus y el Skorpiovenator, cuyos restos también se hallaban en buenas condiciones.
Además una excavación que se realizó en 1993 en Madagascar reveló esqueletos del Majungasaurus que también pertenece a los Abelisáuridae. Actualmente es uno de los terópodos más conocidos de lo que alguna vez fue el continente de Gondwana.
¿Qué significa Abelisaurus?
El término Abelisaurus está conformado por el nombre Abel y por saurus que en latín significa reptil o lagarto. El nombre se eligió como homenaje al director del Museo de Cipolletti, Roberto Abel, quien fue el que además descubrió el cráneo. El epíteto comahuensis designa la zona del Comahue en la Patagonia Argentina, que fue en dónde se descubrió esta especie. El significado de su nombre se interpreta como lagarto de Abel del Comahue.
El grupo Abelisauridae
El Abelisaurus originó a los carnívoros del grupo Abelisauridae, que vivieron en todo el mundo durante el Cretácico. Se describieron por primera vez durante la década del 80’. El nombre fue acuñado por los paleontólogos Fernando Novas y José Bonaparte.
Este grupo se ubica entre los Ceratosauria e incluye a los subgrupos Carnotaurinae, Carnotaurini y Majungasaurinae.
Los Abelisauridae o Abelisaurus eran terópodos carnívoros de desplazamiento bípedo. Sus extremidades posteriores eran fuertes y las anteriores constaban de brazos extremadamente atrofiados. Poseían grandes aberturas en su cráneo, delante de los ojos y en los huesos nasales altos.
Los ejemplares de esta familia medían entre 5 y 9 metros de largo y ostentaban un cráneo alto pero corto. El del Carnotaurus tenía prácticamente la misma altura y el mismo largo. A esto se suma que el Abelisaurus además poseía una cresta ósea distinta sobre la frente o sobre los ojos.
Por su parte los Carnotaurus disponían de pequeñas protuberancias óseas sobre los ojos. Sus cuernos distintos se proyectaban hacia afuera sobre los ojos. En cambio el Aucasaurus gozaba de protuberancias óseas más pequeñas en la misma zona.
En el caso del Majungasaurus y el Rajasaurus estos poseían un solo hueso o cuerno que tenía forma de cúpula. En los Abelisaurios como el Carnotaurus las extremidades anteriores estaban profundamente atrofiadas y el cráneo era corto.
Esta familia se define como el último ancestro común del Abelisaurus comahuensis, Xenotarsosaurus bonaparti, Indosuchus raptors, Carnotaurus sastrei, Indosaurus matleyi y Majungasaurus crenatissimus, y de todos los descendientes del grupo.
Por su parte los Majungasaurinae se definen como todos los abelisáuridos que tienen una relación más estrecha con Majungasaurus creantissimus que con Carnotaurus sastrei.
Abelisaurus vs otros depredadores
Con excelentes características como carnívoro, solo resta qué tan poderoso el Abelisaurus como depredador. A continuación compararemos algunas de sus peculiaridades, con la finalidad de llegar a una posible conclusión.
Abelisaurus vs Carnotaurus
Estos ejemplares poseían características muy similares y dignas de estudio. De hecho el Carnotaurus fue el punto de partida para reconocer las particularidades del Abelisaurus.
El Carnotauro medía entre 8 y 9 metros de longitud y poseía una altura de 2,5 a 3 metros. Su volumen corporal rondaba entre las 2 y 3 toneladas aproximadamente.
El Albertosaurus era un poco más largo, ya que podía medir entre 9 y 10 metros. Su altura rondaba los 3 metros. Su peso era de 3 toneladas, tal vez un poco más.
Viendo estas características es claro que eran muy parecidos. Por lo tanto un posible enfrentamiento se hubiera desarrollado en condiciones equitativas. Es decir, que ambos tenían posibilidades de salir triunfantes en una pelea.
No obstante, es importante tener en cuenta que el Abelisaurus poseía brazos muy atrofiados que posiblemente no le servirían de mucho. Esto podría inclinar la balanza levemente a favor del Carnotaurus.
Abelisaurus vs Albertosaurus
Estas especies vivieron en el Cretácico pero en diferentes extremos del continente americano. No obstante es posible compararlos e imaginar cómo podría haber sido un enfrentamiento entre ambos.
Para empezar los dos medían alrededor de 9 metros de longitud. Su altura también rondaba los 3 metros. Ambos eran bípedos y cazadores ápice en sus nichos ecológicos.
Pero en este caso hay una notable diferencia en cuanto al peso, ya que el Abelisaurus ostentaba 3 toneladas, pero el Albertosaurus 1,5 a 2 toneladas. De este modo, considerando que lo lógico es suponer que a más masa corporal habría más fuerza, el Abelisaurus sería un contendiente con más poder. Es decir, habría sido un poco más vigoroso y por lo tanto, un ganador más lógico en una pelea.
Características del Abelisaurus
El Abelisaurus abrió un nuevo panorama para los paleontólogos, quienes dieron con una especie, cuya familia prosperó en todo el mundo en el Cretácico. Conoce a continuación las particularidades, que se han reconocido de su estudio.
Clasificación
Los Abelisauridae se encuentran dentro de los Ceratosauria, que fue un grupo que se separó pronto del linaje del que derivarían las aves. Ocupan una posición basal dentro de los terópodos.
Además son el grupo más derivado de los ceratosaurios y es el grupo hermano de los Noasauridae. Estos dos grupos, junto a otros conforman la familia Abelisauridae.
Alimentación
Esta especie tenía todas las características que lo convertirían en un depredador ápice. Es decir que estaba en la parte superior de la cadena alimenticia, y que por lo tanto no era depredado por ninguna otra especie.
El experto Gregory S. Paul ha sugerido en diversas ocasiones que el Abelisaurus se alimentaba de titanosaurios. Estos eran saurópodos enormes con cuellos y colas largas que caminaban en cuatro patas. Los más famosos eran el Diplodocus y el Apatosaurus.
También existe la posibilidad de que fuese carroñero, que se alimentara de cuerpos que encontrara en la medida en que se presentara la oportunidad. Por lo tanto esto sería indicativo de que estaba abierto a las mejores posibilidades que ofreciera su hábitat.
Dónde y cómo vivió
De acuerdo a los sitios en dónde se hallaron sus fósiles, el Abelisaurus vivió mayormente en la Patagonia Argentina y al sur de lo que hoy es Chile. Se dijo en un momento que existió también en América del Norte. Sin embargo en realidad lo que se descubrieron fueron otros ejemplares de la misma familia.
Hay mucho que no se sabe con exactitud sobre el Abelisaurus, como su estilo de vida. Se piensa que pudo haber cazado en grupos organizados, pero que era mayormente solitario, debido a su gran tamaño.
Por lo tanto, aliarse temporalmente para cazar una presa enorme como un saurópodo era la estrategia más adecuada de supervivencia.
Cuándo vivió
Se estima que existió en la fase final del Cretácico entre los 83 y 70 millones de años. Los principales descubrimientos se dieron lugar en la Cantera Lago Pellegrini en la provincia de Río Negro en Argentina.
Cráneo
El cráneo hallado del Abelisaurus en 1985 medía 85 centímetros de largo y poseía grandes aberturas que lo hacían más ligero. Incluía puentes nasales que podrían ser indicativo de que gozaba de un gran olfato.
Contaba también con dos crestas pequeñas y dentadas de las que se cree que servían como medio para las peleas entre los machos, cuando se enfrentaban durante la época de apareamiento. También habrían servido para cortejar a las hembras.
El hocico y la mandíbula inferior tenían una forma redondeada en el frente. Sus dientes eran filosos como cuchillos largos, planos y curvos, con un borde interior dentado. Servían perfectamente para desgarrar la carne de sus presas.
Extremidades anteriores y manos
Lo que se sabe de las extremidades anteriores sólo se conoce a través de abelisáuridos avanzados como Majungasaurus, Aucasaurus y Carnotaurus. Debido a su parentesco cercando con el Abelisaurus, se han inferido como las características que estos tendrían.
En todos los casos dichas extremidades o brazos eran vestigiales. Poseían los huesos del antebrazo que incluían el radio y el cúbito, de longitud extremadamente reducida. Solamente el 25% de las parte superior del húmero en el Carnotaurus y el 33% en el Aucasaurus. Cada brazo se mantenía en posición recta y la articulación del codo era inmóvil.
Su mano ostentaba cuatro dígitos básicos como sucedía con el Carnotaurus. No existían huesos de la muñeca ya que los cuatro huesos de la palma, los metacarpianos se unían directamente al antebrazo.
Carecía de huesos de dedos en el primer o cuarto dígito, solo uno en el segundo dígito y dos en el tercero. Estos eran muy cortos e inmóviles y no tenían ningún tipo de garra.
Extremidades traseras
Las patas traseras eran típicas de los ceratosaurios. Los huesos del tobillo superior estaban fusionados entre sí y con la tibia, en lo que era un tibiotarso. Dicha tibia era más corta que el fémur lo que hacía que las patas traseras fueran robustas.
Disponía de tres dedos funcionales en el pie que eran el segundo, el tercero y el cuarto. El primer dedo también llamado hallux, no hacía contacto con el suelo.
Sistema respiratorio
El estudio del sistema respiratorio del Majungasaurus ha servido para comprender mejor cómo podría haber sido el del Albertosaurus. Estos revelaron que la mayoría de las vértebras y algunas costillas poseían cavidades o agujeros neumáticos que podrían haber resultado de la infiltración de los pulmones y sacos de aire.
De este modo se configuraría una disposición similar a la respiración de las aves, que también poseen las costillas ahuecadas por el saco de aire cervical.
En estos dinosaurios las vértebras implican la presencia de estos sacos de aire, lo que les confería una forma básica de ventilación de flujo continuo, donde dicho flujo de aire a través de los pulmones es unidireccional.
Así es como el aire rico en oxígeno inhalado desde el exterior del cuerpo nunca se mezcla con el aire exhalado, que abunda en dióxido de carbono. En definitiva poseían un sistema de respiración muy eficiente.
¿Cuándo se extinguió el Abelisaurus?
Todo indica que el Abelisaurus existió entre los 83 y 70 millones de años atrás. Por lo tanto, se extinguió poco antes del final de Cretácico, lo que ubica su desaparición antes de la gran mortandad que acabó con los dinosaurios. No se conocen teorías o conjeturas que expliquen por qué podría haber desaparecido esta especie.