Ecosistemas acuáticos
Existe una clasificación muy general de los tipos de ecosistemas que hay en la Tierra de tal manera que cualquiera de los posibles se puede ubicar en alguno de estos tres tipos:
TERRESTRES | Son aquellos que se crean y desarrollan en el suelo o en el subsuelo, es decir, en la litosfera. Un ejemplo serían los bosques. |
ACUÁTICOS | Son aquellos que se crean y desarrollan en el medio acuático, tanto en agua dulce como agua salada. Un ejemplo serían los ríos. |
MIXTOS | Son aquellos que se crean y desarrollan con algunas características propias de los terrestres y otras propias de los acuáticos. Un ejemplo serían los pantanos. |
En este texto, nos acercaremos con más detenimiento a uno de estos tres tipos: los ecosistemas acuáticos.
¿Qué peculiaridades tienen los ecosistemas?
En la introducción, se ha explicado en qué consiste un ecosistema en términos generales y se ha podido sacar la conclusión de que, siguiendo esa definición, en el planeta existen una enorme cantidad de ecosistemas y que cada uno de ellos posee su propia identidad y estructura. Además, muchos ecosistemas se influyen y, en condiciones óptimas, lo hacen con armonía, manteniendo el equilibrio en el planeta.
Dentro de los ecosistemas, se han citado las relaciones que se establecen entre los seres vivos y con los elementos sin vida. En el primer caso, esas relaciones pueden ser entre los individuos de una misma especie, denominadas relaciones intraespecíficas, o entre individuos de distintas especies, denominadas relaciones interespecíficas. En el segundo caso, los seres inertes de alrededor tienen una u otra función dependiendo del ecosistema y de las necesidades de sus factores abióticos: alimentación, transporte, soporte para realizar actividades cotidianas…
Centrándonos en las necesidades alimenticias de los individuos de la biocenosis (una manera de relaciones interespecíficas), las relaciones entre los elementos del ecosistema generan unas categorías llamadas niveles tróficos que forman lo que se denomina cadena trófica o alimentaria (unos se alimentan del eslabón inmediatamente inferior). Siguiendo estos niveles, los seres vivos de un mismo ecosistema se colocan en uno de los siguientes eslabones de la cadena:
De esta forma, unos seres vivos dependen de los otros para mantenerse con vida y garantizar el equilibrio en el ecosistema ya que, si algún nivel se reduce o amplia, provoca que se reduzcan o amplíen los niveles superiores o inferiores y genera desequilibrios que afectan a todo el sistema pudiendo, incluso, hacerle desaparecer.
Como hemos visto en el ejemplo, en el medio acuático se dan este tipo de relaciones y se forman ecosistemas muy variados con toda una red de relaciones entre sus elementos. A continuación, veremos un poco más en profundidad cómo son, qué peculiaridades tienen, qué tipos existen, qué amenazas tienen, cómo preservarlos… En definitiva, algunas cuantas cosas que pueden resultar muy interesantes.
¿Qué son los ecosistemas acuáticos?
Desde el punto de vista de los seres humanos, lo que más llama la atención es el medio en el que se desarrollan estos ecosistemas: el medio acuático. Teniendo en cuenta que el agua ocupa alrededor del 70% de la superficie del planeta, es fácil entender que son los que más abundan. Además, las especies de seres vivos que conforman sus biocenosis se encuentran sumamente adaptadas a sus hábitats y van evolucionando conforme pasan las generaciones y según va cambiando el medio. Todo ello, con la finalidad de no extinguirse.
¿Qué características tienen en común los ecosistemas acuáticos?
Hay distintos tipos de ecosistemas acuáticos, como veremos en el apartado siguiente; sin embargo, todos ellos tienen unas características comunes que les hacen diferenciarse de los otros tipos de ecosistemas. Las más destacadas son las siguientes:
- Sus suelos se encuentran saturados de agua. Esto significa que los suelos han absorbido toda el agua que pueden, lo que permite que crezcan un tipo muy concreto de plantas que sobreviven en este tipo de superficies un tanto adversas para una gran cantidad de especies vegetales.
- Son de los ecosistemas más ricos en biodiversidad, la cual muchas veces contribuye a la lucha contra la contaminación y la preservación del planeta.
- La flora no solo se adapta a las condiciones del suelo, sino que también lo hacen a la forma de obtener energía porque no siempre tienen acceso a la luz solar, ya que esto depende de la profundidad a la que se encuentren. De esta forma, los productores puede que realicen la fotosíntesis (obtención de energía a partir de la luz solar) o la quimiosíntesis (obtención de energía de las reacciones químicas que se dan en la materia inorgánica).
- Hay especies de animales que viven dentro del agua durante todo su ciclo vital, como los peces, mientras que hay otras que solo viven en este medio durante parte de sus vidas, como los anfibios.
- Hay especies de ecosistemas terrestres que se acercan a los acuáticos bien para obtener agua con la que hidratarse o bien para obtener alimento (consumidores de alguno de los niveles de la cadena trófica).
- El flujo de energía comienza con el fitoplancton y se produce desde la superficie del agua hacia las capas más profundas.
¿Cuáles son los tipos de ecosistemas acuáticos?
La clasificación más común se desarrolla teniendo en cuenta el tipo de agua en el que se encuentran. De esta forma, tenemos dos tipos de ecosistemas: ecosistemas de agua salada y ecosistemas de agua dulce.
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ECOSISTEMAS DE AGUA SALADA:
Se trata de aquellos que se desarrollan en aguas cuyo nivel de sal es elevado. Suelen encontrarse en contacto y difieren no solo en su nivel de salinidad sino también, entre otros factores, en su nivel de temperatura, de profundidad, en la obtención de la luz solar… Además, se caracterizan porque suelen ser bastante estables siempre y cuando se tengan en cuenta las posibles variaciones que se puedan dar en cuanto a los factores anteriores.
La variedad de su flora y su fauna es enorme y hay ecosistemas que, a día de hoy, se desconocen debido a las enormes profundidades en las que se desarrollan. De todas formas, se puede apreciar como la biocenosis es más diversa a medida que nos acercamos a las costas, al llamado nivel del mar.
Los principales ecosistemas de este tipo son los mares y los océanos: ambos son grandes masas de agua salada que separan extensiones de tierra firme pertenecientes a los continentes. En el planeta existen cinco océanos (Atlántico, Pacífico, Índico, Ártico y Antártico) que son los que más cantidad de agua tienen y más extensión ocupan; por otro lado, están los mares que son algo inferiores en cuanto a volumen, pero más multitudinarios (mar Caribe, mar Negro, mar Rojo, mar Mediterráneo, mar del Norte, mar Cantábrico…).
Se pueden diferenciar distintas zonas dependiendo de la característica en la que nos queramos basar. A continuación, cogeremos tres de las clasificaciones que atienden a los factores más citados en los párrafos precedentes:
- Según la proximidad a la costa:
- ZONA LITORAL: se trata de la intersección entre el agua y la tierra. En esta zona es probable que unas veces se vea más tierra y otras menos, dependiendo del nivel del agua (zona intermareal). Se encuentra en el límite de la plataforma continental (parte del continente cubierta de agua que no llega a más de 200 metros de profundidad).
- ZONA NERÍTICA: el agua se encuentra en continuo movimiento y es la más próxima a la costa ya que se sitúa sobre la plataforma continental. A grandes rasgos, se puede entender como la zona entre la litoral y la oceánica o marina.
- ZONA OCEÁNICA O MARINA: es la zona más alejada de la costa, es decir, el interior del océano.
La flora y la fauna de los ecosistemas situados en estas zonas son más parecidas a las de los ecosistemas terrestres en cuanto a que las plantas realizan la fotosíntesis y una buena variedad de especies animales son capaces de respirar fuera del agua e, incluso desplazarse por la tierra.
La siguiente imagen puede facilitar su comprensión:
- Según la profundidad de sus aguas:
A medida que se va profundizando en el mar o el océano, la variedad de especies es cada vez menor por las condiciones adversas que se van produciendo en cuanto a diversos factores como la temperatura, la presión, las corrientes, la intensidad lumínica…
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- ZONA EPIPELÁGICA: hasta los 200 metros de profundidad. Aquí hay una gran biodiversidad: animales que pueden salir a la superficie y nadar en contacto con el aire y plantas que realizan la fotosíntesis.
- ZONA MESOPELÁGICA: desde los 200 metros a los 1.000 metros aproximadamente. Es posible que la luz solar ya no llegue bien en la zona inferior, pero aún llega en su mayor parte.
- ZONA ANTROPELÁGICA: más o menos a los 1.000 metros se encuentra esta zona de transición en la que ya no hay plantas vivas.
- ZONA BATIPELÁGICA: desde los 1.000 a los 4.000 metros. En esta zona ya se está casi a oscuras, no hay plantas y las especies de animales que viven allí se alimentan de microorganismos o de otros animales.
- ZONA ABISOPELÁGICA: a más de 4.000 metros la luz ya no existe, no hay plantas y los escasos animales que habitan allí son transparentes y están ciegos porque no necesitan la vista.
- ZONA HADOPELÁGICA: una vez superado el nivel anterior, nos encontramos con las fosas oceánicas, que son prácticamente desconocidas. Se cree que las posibilidades de encontrar diversas especies de seres vivos son escasas.
Como en la clasificación anterior, la siguiente imagen puede ayudar a facilitar la comprensión de los distintos niveles:
- Según la luz que les llega:
Como hemos ido viendo a lo largo de los párrafos anteriores, la luz solar es determinante a la hora del desarrollo de la biodiversidad y su adaptación al medio acuático. Por lo tanto, es interesante ver cómo se denominan los distintos niveles dentro del agua en función de la cantidad de luz que les llega. De esta forma, se diferencian principalmente dos zonas:
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- ZONA FÓTICA: desde la superficie hasta una profundidad alrededor de los 200 metros. Dentro de esta zona, se distingue el nivel en que las plantas realizan la fotosíntesis sin problemas, zona eufótica, y la zona donde ya escasea la luz solar y solo unas cuantas especies de algas pueden llevar a cabo la fotosíntesis, zona disfótica.
- ZONA AFÓTICA: se trata de la zona por debajo de los 200 metros donde la luz solar ya no llega y los organismos productores emplean otros medios para adquirir alimentos; por ejemplo: la quimiosíntesis. Se puede dividir en tres zonas: la zona batial (entre los 200 m y los 4.000 m), la zona abisal (entre los 4.000 y los 6.000 metros) y la zona hadal (a partir de los 6.000 metros, se le llama zona de trincheras oceánicas o de subducción).
Veamos una tercera imagen con la que poder tener una visión más clara de estos niveles:
Las siguientes imágenes corresponden a distintas vistas de los mares y océanos que son un verdadero regalo para la vista:
En la costa | Poca profundidad | A unos metros de profundidad |
Mar adentro | En las profundidades |
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ECOSISTEMAS DE AGUA DULCE:
Estos ecosistemas se desarrollan en zonas de agua en las que los niveles de salinidad son bajos. Estas zonas son de vital importancia para otros tipos de ecosistemas porque los proveen de agua para hidratar y realizar otras funciones a su biodiversidad.
Al igual que los de agua salada, se pueden clasificar de diferentes formas. Hemos seleccionado dos clasificaciones atendiendo a dos criterios diferentes:
- Según el movimiento de sus aguas:
- LÉNTICOS: zonas en las que no hay un gran caudal y/o el agua se encuentra quieta (no discurre). Este es el caso de los lagos, las lagunas, los estanques, los embalses…
- LÓTICOS: zonas en las que sí hay un movimiento de agua con mayor o menor rapidez y recorrido. Este es el caso de los ríos, los arroyos, los manantiales…
Ecosistema léntico: lago | Ecosistema lótico: arroyo |
- Según la profundidad de sus aguas y las relaciones entre los miembros de sus biocenosis. Empezando por los de menor profundidad, los ecosistemas serían:
- NEUSTÓNICOS: en este nivel, los seres vivos se encuentran en la superficie del agua flotando. Al conjunto de los factores bióticos que viven aquí se le llama neuston.
- PLANCTÓNICOS: en este nivel, los seres vivos se desplazan gracias a la fuerza de las corrientes de agua, no por sus propios medios. Se dividen en fitoplancton (organismos que realizan la fotosíntesis, es decir, son productores) y zooplancton (organismos que se alimentan de los anteriores, es decir, son consumidores primarios).
- NECTÓNICOS: en este nivel, los seres vivos se desplazan a merced de sus posibilidades de locomoción y de las que les otorga el medio en el que se encuentran. Al conjunto de factores abióticos que vive aquí se le llama necton.
- BENTÓNICOS: en este nivel se sitúan los seres vivos que es el fondo de la masa acuática, se les llama bentos y, generalmente, se trata de algas.
Esta última clasificación también se podría emplear para los ecosistemas de agua salada, pero nos quedaremos en las aguas dulces para disfrutar (como ya hicimos con las aguas saladas) de unas imágenes a modo de ilustración que merecen mucho la pena.
Flora y fauna de un estanque | Lago submarino | Curso de un río |
¿Cómo son la fauna y la flora en los ecosistemas acuáticos?
A lo largo del apartado anterior, hemos organizado los factores bióticos según el lugar en el que se encuentran o según el medio acuático en el que viven, pero hemos mencionado muy poquitas especies que pudiesen servirnos para hacernos verdaderas imágenes mentales de estos fabulosos ecosistemas.
En este apartado, nos proponemos ponerle remedio a esto y citar unas cuantas de las muchísimas especies tanto animales como vegetales que nos ofrecen estos ecosistemas; sin olvidarnos, en ningún caso de la existencia de otros reinos como el de las bacterias que también cumplen una importante misión dentro de las cadenas tróficas.
- FLORA Y FAUNA EN LOS ECOSISTEMAS DE AGUA SALADA:
Los ecosistemas de los mares y los océanos son los que más cantidades de especies aportan a la biodiversidad del planeta.
- Algunas especies de plantas que podemos encontrar son:
Algas marinas | Pastos marinos | Manglares |
Son menos conocidas, a excepción de las algas, pero también hay como hemos podido apreciar.
- Algunos animales que podemos encontrar son:
PECES | Anguila, atún, caballito de mar, mero, pez payaso, raya, tiburón. |
MAMÍFEROS | Ballena azul, delfín, focas, manatí, nutria, morsa. |
REPTILES | Iguana marina, tortuga carey. |
AVES | Gaviota (de varios tipos), albatros viajero, pingüino. |
MOLUSCOS | Babosa, buey de mar, calamar, centollo, langostino, pulpo, sepia. |
EQUINODERMOS Y CNIDARIOS | Estrellas de mar, erizos de mar, medusas. |
Las siguientes imágenes son ejemplos de esta flora y fauna:
Algas marinas | Ballena jorobada | Pez león |
Tortuga marina | Corales | Sepia |
Pulpo | Pez loro | Pelícano |
- FLORA Y FAUNA EN LOS ECOSISTEMAS DE AGUA DULCE:
- Algunas plantas que podemos encontrar en estos ecosistemas o en sus lindes:
HERBÁCEAS | Lirios de estanque, juncias, espadañas, diversos tipos de hierbas. |
ÁRBOLES | Abedules, sauces, álamos. |
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- Algunos animales que podemos encontrar en estos ecosistemas y que sirven de ejemplo de especies que no pudieron continuar su desarrollo en los otros ecosistemas por los altos niveles de sal:
MAMÍFEROS | Nutria, tejón, castor |
PECES | Barbo, carpa, esturión, labeo, morena, pez arcoíris, trucha. |
REPTILES | Caimán, cocodrilo, serpiente, tortuga. |
ANFIBIOS | Ajolote, rana, sapo, tritón. |
ARTRÓPODOS | Almeja, cangrejo, caracol, escarabajo de agua, libélula, mosquito. |
AVES | Cisne, ganso, pato. |
Al igual que con las aguas saladas, te dejamos unas imágenes de la flora y fauna que tienen las aguas dulces:
Caimán | Truchas | Juncias |
Lotos sagrados | Pato | Rana |
Nutria | Cangrejo | Sauces |
Todas estas especies son solo una pequeña muestra de toda la gran riqueza en cuanto a biodiversidad a las que las aguas de nuestro planeta dan cobijo.
Antes de emprender la recta final del texto, te dejamos un recopilatorio de los tipos de ecosistemas.
¿A qué peligros se enfrentan los ecosistemas acuáticos?
Las amenazas y los peligros a los que se enfrentan los ecosistemas acuáticos son de diversa índole, pero, en la mayoría de los casos y en mayor o menor medida, son las consecuencias de las decisiones y los actos de los seres humanos.
Los más destacados son los siguientes:
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El cambio climático y la acidificación de las aguas:
Las masas de agua funcionan como reguladores térmicos, es decir, colaboran a la hora de mantener la temperatura del planeta en unos límites concretos. Sin embargo, la gran exposición de dióxido de carbono (CO2) que los seres humanos hacemos a la atmósfera hace más complejo que el agua lo absorba o bien lo hace aumentando su acidificación.
La conclusión es que produce cambios en el medio acuático y, por lo tanto, impacta en su biodiversidad. Además de afectar a la temperatura del planeta y, por ende, al resto de los seres vivos.
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Las sequías y las inundaciones:
Debido al cambio climático explicado anteriormente, el planeta y, en concreto, sus aguas, se ven expuestos a períodos inusuales de sequía, lo que produce una falta de agua en ríos, arroyos, humedales, lagos, aguas subterráneas… que hacen peligrar sus ecosistemas y producen falta de abastecimiento de agua potable para los ecosistemas terrestres. Igualmente, nos encontramos con que hay fuertes inundaciones que hacen aumentar de forma desproporcionada los niveles de agua de los ambientes anteriores produciendo desbordamientos y con ellos desequilibrios en sus ecosistemas y, como es de esperar, en los ecosistemas terrestres.
Ambos casos, generan estrés y pueden provocar la aparición de enfermedades en los seres vivos tanto del medio acuático como del terrestre. Según la Organización Meteorológica Mundial, estos fenómenos se encuentran entre los primeros en la lista de catástrofes del último medio siglo.
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La contaminación de las aguas y de los suelos:
Además de la acidificación de los suelos por exceso de CO2, otra de las formas más importantes de contaminación es la acumulación de residuos en las aguas. La mayoría de los combustibles, los fertilizantes y las basuras que se producen en tierra firme van a parar tanto a las aguas dulces como a las aguas saladas provocando verdaderos problemas y deterioros en los ecosistemas acuáticos. Para hacernos una idea, actualmente, se cuentan en miles las especies de seres vivos marinos que se han perdido debido a esta amenaza.
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La sobreexplotación de recursos marinos:
Al igual que la existencia en exceso de una especie en un ecosistema causa perjuicio dentro de él porque genera desequilibrios en las cadenas tróficas, la inexistencia de algún eslabón también causa perjuicios debido a la ausencia de las funciones que tenía en dicho ecosistema. En este caso, la causa de su ausencia es que se pesca sin tener presente unos tiempos y que los seres vivos tienen unos ciclos de reproducción.
Además, también se extraen de los fondos marinos otros elementos como plantas, minerales, arenas, gravas… que pueden modificar los hábitats, por lo que debe realizarse cumpliendo todas las normas establecidas de seguridad.
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La piratería/el contrabando de especies:
Unido a lo anterior, nos encontramos con este delito que es más difícil de controlar y combatir debido a que se desenvuelve fuera de los márgenes de la ley. Se trata de aquellas actividades ilegales en las que se perjudica a las especies de seres vivos por su atractivo y su elevado precio en el mercado, lo que conlleva un abuso y maltrato por parte de aquellos que pretenden lucrarse de forma indiscriminada a través de las aletas o dientes de tiburón, la venta de pepinos de mar, las perlas o los corales, el colágeno de especies como las esponjas o las medusas…
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El transporte marítimo:
La existencia de rutas de barcos mercantes que navegan principalmente por los océanos transportando mercancías y/o personas genera contaminación tanto por el uso de combustibles como por el exceso de ruidos (contaminación acústica) que alteran la vida de los ecosistemas acuáticos.
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La producción y el transporte de hidrocarburos:
La explotación minera de los fondos marinos y el transporte de hidrocarburos, gas natural y petróleo ponen en riesgo constante la estabilidad de los ecosistemas debido a posibles fugas, derrames, filtraciones o vertidos incontrolados. Además, a través de los desagües de las ciudades también llegan estos residuos a las aguas interiores.
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Los encallamientos:
Los barcos encallados expulsan muchos compuestos tóxicos al agua y al suelo donde se encuentran tanto por sus combustibles como por la pintura anticorrosiva o los aislantes de los cables. Además de los desechos orgánicos y de las maquinarias (baterías) que se encuentran en su interior y que pueden entrar en contacto con el hábitat acuático. Por otro lado, remueven el fondo marino y todos los agentes contaminantes que pudiesen existir conducen a la muerte de los organismos del lugar.
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La urbanización de las costas:
Los ecosistemas costeros se destruyen más rápido que otros ecosistemas terrestres como las selvas. La diferencia está en que no se percibe a simple vista.
El aumento de la población en las zonas cercanas a la costa, bien por su crecimiento natural bien por la demanda de segundas viviendas, supone una presión sobre estas zonas que trae consigo una pérdida de suelo costero y la contaminación por producción humana que debilita e, incluso, destruye ecosistemas por pérdida real de biocenosis o biotopo o por un desplazamiento de estos.
¿Cómo conservar los ecosistemas acuáticos?
A nivel general, no cabe duda de que lo fundamental es ser fuertes, persistentes y rotundos a la hora de legislar y de unirse a pactos internacionales que supongan un control, una organización y un objetivo común: el desarrollo sostenible, que permita legar a las generaciones venideras un planeta rico en biodiversidad y en recursos para abastecerse sin el peligro de dejar de ser un planeta habitable y habitado. También es importante llevar a cabo campañas de concienciación para que las personas y las empresas sean conscientes de la situación y de lo que se puede hacer para mejorar y evitar daños mayores.
Algunas medidas que ya se están llevando a cabo son las que aparecen a continuación:
- Parar las emisiones de dióxido de carbono: se ha planteado el Acuerdo de París en el cual se ha situado el límite del aumento de temperatura del planeta en 1,5 grados centígrados. Además, las empresas de todo el mundo pueden unirse a la lucha contra el cambio climático a través de una campaña denominada Bussines ambition for 1.5.
- Las soluciones a la contaminación por residuos: una mejora en la gestión de los recursos a nivel local que repercuta a nivel mundial, un aumento en los niveles de reciclaje y una apuesta por el uso de materiales menos contaminantes (por ejemplo, aquellos que sean alternativos al plástico).
- Hábitats protegidos por leyes: para preservar zonas que por sus características deben cuidarse con especial interés como puede ser aquellas en que viven especies en riesgo de extinción, las que son ricas en algún elemento, las que tienen efectos positivos para la atmósfera…
- Leyes reguladoras de la pesca para controlar la cantidad que se extrae, en qué condiciones, con qué periodicidad y quiénes tienen permiso para hacerlo. Además de para luchar contra la piratería y, por extensión, los encallamientos de barcos no preparados para esta actividad.
A nivel local y de usuarios, también se pueden realizar acciones que, aunque puedan parecer menores, si se unen unas a otras supondrían/ suponen una mejora considerable, pues el problema no es de la gran masa de población o de unos países concretos, el problema es de todos y cada uno de los seres vivos del planeta, ya sea por ser víctimas de estas amenazas o por ser quienes las llevan a cabo.
Algunas de las medidas que podemos poner en marcha en nuestro día a día son las siguientes:
- Desarrollar o participar en programas de educación medioambiental.
- Evitar emplear pesticidas y aerosoles.
- Apostar por combustibles más amigables con el medio ambiente y menos hidrocarburos.
- Practicar la regla de las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar.
- Ayudar a cuidar las playas y no alterar la vida acuática al practicar deportes acuáticos.
- No comprar productos que se aprovechen de la vida marina sin necesidad.
- Utilizar menos productos de origen plástico.
- Exigir controles a la hora de adquirir y consumir productos acuáticos.
No cabe duda de que los seres humanos vemos los ecosistemas acuáticos y los lugares donde se desarrollan como algo llamativo que genera curiosidad. Además, al no tratarse de nuestro hábitat natural no siempre se le da la importancia y el respeto que merece porque consideramos que no nos afecta. ¡Nada más lejos de la realidad! En definitiva, todos y todas habitamos en un solo ecosistema que abarca toda la Tierra cuyo nombre es ecosfera. Si tenemos en cuenta esto y la definición de ecosistema, es fácil entender que lo que le sucede a un eslabón de la cadena afecta a todo lo demás.
El ser humano debe dejar de tener una concepción antropocéntrica del entorno para tener una concepción biocéntrica donde la vida, sea cual sea y de la especie que sea, es lo más importante, ya que unos dependemos de otros: estamos en el mismo barco que sigue su ruta elíptica a través de ese mar que es el Sistema Solar y que forma parte de esa inmensidad que es el Universo.
Para finalizar, te dejamos estas actividades.
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Ecosistemas acuáticos 1
Ecosistemas acuáticos 2
Ecosistemas acuáticos 3
Ecosistemas acuáticos 4
Ecosistemas acuáticos 5
Ecosistemas acuáticos 6
Ecosistemas acuáticos 7
Ecosistemas acuáticos 8
Ecosistemas acuáticos 9
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Ecosistemas acuáticos 9
Preguntas frecuentes
¿Cuáles son los tipos de ecosistemas acuáticos?
Los ecosistemas acuáticos se pueden clasificar en dos categorías principales: ecosistemas de agua dulce y ecosistemas marinos. Los ecosistemas de agua dulce incluyen ríos, lagos, estanques y humedales, mientras que los ecosistemas marinos incluyen océanos, mares, arrecifes de coral y estuarios.
¿Qué es un ecosistema acuático y cuáles son sus características?
Un ecosistema acuático es un entorno basado en el agua en el que interactúan organismos vivos y factores abióticos, como la luz, la temperatura y los nutrientes. Las características distintivas de los ecosistemas acuáticos incluyen la presencia de agua como elemento clave, una variedad de hábitats y nichos ecológicos, y una diversidad de especies adaptadas a la vida en entornos acuáticos.
¿Cuál es la función de los ecosistemas acuáticos?
Los ecosistemas acuáticos desempeñan varias funciones importantes, como proporcionar hábitat para una amplia variedad de especies, regular el ciclo del agua y mantener la calidad del agua, almacenar y reciclar nutrientes, y servir como fuente de alimentos y recursos para los seres humanos.
Diferencias entre ecosistema acuático y terrestre
Las diferencias clave entre los ecosistemas acuáticos y terrestres incluyen la presencia de agua como factor principal en los ecosistemas acuáticos, las diferencias en la composición y estructura de las comunidades de organismos y las adaptaciones específicas de las especies para sobrevivir en entornos acuáticos o terrestres.
3 ejemplos de ecosistema acuático
Tres ejemplos de ecosistemas acuáticos son: un arrecife de coral en el océano, un lago de agua dulce en una montaña y un humedal en una llanura aluvial.
¿Cómo se forman los ecosistemas acuáticos?
Los ecosistemas acuáticos se forman a través de procesos geológicos, como la erosión, la sedimentación y el movimiento de las placas tectónicas, así como por procesos biológicos, como el crecimiento y la decadencia de la vegetación acuática y las actividades de los organismos que viven en el agua.
¿Cuál es el clima de un ecosistema acuático?
El clima de un ecosistema acuático puede variar ampliamente según su ubicación y tipo. Los ecosistemas marinos en latitudes altas pueden experimentar temperaturas frías y formación de hielo, mientras que los arrecifes de coral en latitudes bajas experimentan temperaturas cálidas y estables durante todo el año. Los ecosistemas de agua dulce también pueden variar en temperatura y precipitación según su ubicación geográfica y altitud.
¿Cuál es la flora y fauna del ecosistema acuático?
La flora y fauna de un ecosistema acuático pueden variar según el tipo de ecosistema y las condiciones ambientales. Los ecosistemas de agua dulce pueden albergar plantas acuáticas como lirios de agua, juncos y algas, así como peces, anfibios, insectos y crustáceos. Los ecosistemas marinos pueden incluir algas marinas, corales y plancton, junto con una diversidad de peces, mamíferos marinos, reptiles marinos, moluscos y otros invertebrados.
¿Qué tipos de ecosistemas hay?
Hay varios tipos de ecosistemas, que se pueden clasificar en dos categorías principales: terrestres y acuáticos. Los ecosistemas terrestres incluyen bosques, selvas, praderas, desiertos, montañas y tundras. Los ecosistemas acuáticos, como se mencionó anteriormente, se dividen en ecosistemas de agua dulce y ecosistemas marinos.
¿Qué vegetación hay en el ecosistema acuático?
La vegetación en un ecosistema acuático varía según el tipo de ecosistema y las condiciones ambientales. Pueden incluir plantas sumergidas, como las algas y las hierbas marinas, plantas flotantes, como los lirios de agua y los nenúfares, y plantas emergentes, como los juncos y las espadañas.
¿Qué elementos abióticos posee el ecosistema acuático?
Los elementos abióticos en un ecosistema acuático incluyen factores como la temperatura, la luz, la salinidad, el oxígeno disuelto, los nutrientes, el pH y las corrientes de agua. Estos factores pueden influir en la distribución y la diversidad de las especies presentes en un ecosistema acuático.
¿Qué factores influyen en los ecosistemas acuáticos?
Los ecosistemas acuáticos están influenciados por factores bióticos, como las interacciones entre las especies y la disponibilidad de recursos, y factores abióticos, como la temperatura, la luz, la salinidad y los nutrientes. Los cambios en estos factores, ya sea por causas naturales o humanas, pueden afectar la salud y la estabilidad de un ecosistema acuático.
¿Cómo afecta la luz a los ecosistemas acuáticos?
La luz es esencial para los ecosistemas acuáticos, ya que proporciona la energía necesaria para la fotosíntesis en las plantas acuáticas y las algas. La profundidad y la claridad del agua pueden afectar la cantidad de luz que llega a diferentes niveles en un ecosistema acuático, lo que a su vez influye en la distribución y la diversidad de las especies presentes.
¿Cuáles son los factores de los que dependen los ecosistemas acuáticos?
Los ecosistemas acuáticos dependen de una variedad de factores bióticos y abióticos, incluidas las interacciones entre especies, la disponibilidad de recursos, la temperatura, la luz, la salinidad, el oxígeno disuelto y los nutrientes. Estos factores trabajan juntos para mantener el equilibrio y la estabilidad del ecosistema.
¿Cómo se llaman los ecosistemas de agua dulce?
Los ecosistemas de agua dulce incluyen ríos, lagos, estanques y humedales. Cada uno de estos tipos de ecosistemas de agua dulce tiene características y comunidades de organismos únicos, pero todos comparten el hecho de que el agua que los compone tiene una salinidad baja en comparación con los ecosistemas marinos.
¿Cómo influye el sol en los peces de un ecosistema acuático?
El sol influye en los peces y otros organismos en un ecosistema acuático de varias maneras. La luz solar es necesaria para la fotosíntesis en las plantas y algas, que a su vez proporcionan oxígeno y sirven como base de la cadena alimentaria para los peces y otros animales. Además, la luz solar puede afectar la temperatura del agua y, por lo tanto, influir en la distribución y comportamiento de los peces. Algunos peces pueden ser más activos durante el día debido a la disponibilidad de luz, mientras que otros pueden ser más activos durante la noche.
¿Dónde se encuentran los ecosistemas acuáticos?
Los ecosistemas acuáticos se encuentran en todo el mundo, desde los trópicos hasta las regiones polares y desde las costas hasta las áreas de tierra adentro. Los ecosistemas marinos se encuentran en océanos y mares, mientras que los ecosistemas de agua dulce se encuentran en ríos, lagos, estanques y humedales. Además, existen ecosistemas acuáticos en altitudes elevadas, como lagos de montaña y glaciares, y en profundidades extremas, como las fosas oceánicas y las fuentes hidrotermales.
¿Cuáles son los animales que habitan el ecosistema acuático?
Los animales que habitan en ecosistemas acuáticos incluyen una amplia variedad de especies, desde microorganismos, como el plancton, hasta grandes mamíferos marinos, como ballenas y delfines. Otros ejemplos de animales que viven en ecosistemas acuáticos incluyen peces, crustáceos, moluscos, medusas, anfibios, reptiles acuáticos, aves acuáticas e incluso algunos mamíferos terrestres que dependen de ambientes acuáticos para su alimentación o reproducción.