El mono y la naranja

Cuento el mono y la naranja: adaptación de la fábula de Godofredo Daireaux.
Érase una vez un mono que más que mono parecía una mula de lo terco que era. ¡Ah! ¿que no te lo crees?… Pues te invito a que descubras hasta qué punto llegaba su cabezonería y verás que no me falta razón.
Resulta que una mañana, el susodicho mono se empeñó en pelar una naranja al tiempo que se rascaba la cabeza porque le picaba muchísimo. Como tenía las dos manos ocupadas en calmar el insoportable cosquilleo, cogió la naranja con la boca y la dejó caer al suelo. Acto seguido se agachó y tiró de la cáscara con sus potentes dientes. Al primer contacto le supo terriblemente amarga y tuvo que escupir saliva para deshacerse del mal sabor de boca.
– ¡Puaj, qué asco! Esta cáscara es agria y