












Un fresco día de verano, una elegante garza real salió de entre los juncos y se fue a pasear
¡Era un día perfecto para dar una vuelta y ver el hermoso paisaje!
Se acercó a la laguna y vio un pez que le llamó la atención. Era una carpa que jugueteaba alegremente entre las aguas.
– ¡Uhmmm! ¡Es una presa grande y sería muy fácil para mí atraparla! – pensó la garza – ¡Pero no!… Ahora no tengo apetito así que cuando me entre hambre, volveré a por ella.
La garza siguió su camino. Se entretuvo charlando con otras aves que se fue encontrando y más tarde se sentó un ratito a descansar. Sin darse cuenta, habían pasado tres horas y de repente, sintió ganas de comer.
– ¡Volveré
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