Cuento de El Gato con Botas: adaptación del cuento de los Hermanos Grimm
Érase una vez un molinero que tenía tres hijos.
El hombre era muy pobre y casi no tenía bienes para dejarles en herencia. Al hijo mayor le legó su viejo molino, al mediano un asno y al pequeño, un gato.
El menor de los chicos se lamentaba ante sus hermanos por lo poco que le había correspondido.
– Vosotros habéis tenido más suerte que yo. El molino muele trigo para hacer panes y tortas y el asno ayuda en las faenas del campo, pero ¿qué puedo hacer yo con un simple gato?
El gato escuchó las quejas de su nuevo amo y acercándose a él le dijo:
– No te equivoques conmigo. Creo que puedo serte más útil de lo que piensas y muy pronto te lo demostraré. Dame una bolsa, un abrigo elegante y unas botas de mi talla, que yo me encargo de todo.
El joven le regaló lo que le pedía porque al fin y al cabo no era mucho y el gato puso en marcha su plan.
Como todo minino que se precie, era muy hábil cazando y no le costó mucho esfuerzo atrapar un par de conejos que metió en