La piel del cocodrilo
Cuento La piel del cocodrilo: adaptación de la leyenda africana.
En África, hace cientos de años, los cocodrilos tenían la piel suave y de color oro.
Cuenta la leyenda que uno de esos cocodrilos, que vivía en Namibia, durante el día solía permanecer oculto en el lago en que había nacido, disfrutando del frescor que le proporcionaba el agua.
Como los demás cocodrilos, adoraba retozar en el fondo lleno de barro, pues el sol en África era demasiado intenso como para salir a la superficie. Las noches, en cambio, eran frías y el cocodrilo aprovechaba para descansar en tierra firme.
La luz de la luna se reflejaba en su bella y dorada piel y lo iluminaba todo. Los animales nocturnos, como los murciélagos, las lechuzas y algunos felinos, se acercaban cada noche para contemplar semejante belleza ¡Nunca habían visto un animal tan espectacular!
El cocodrilo se sentía muy orgulloso. Causaba tanta admiración entre los demás animales que decidió que de día también saldría del lago a pavonearse un poco.
Si su piel era como una linterna en la oscuridad, durante el día brillaría casi tanto como el mismo sol.
Y así fue como cada mañana, el vanidoso cocodrilo empezó a salir de las aguas embarradas y a dejarse ver ante los ojos atónitos de los animales que hacían un corro en torno a él para admirarle.
– ¡Qué maravilla de piel! – comentaban unos.
– ¡Ningún animal brilla como este cocodrilo! ¡Fijaos cómo deslumbra! – decían otros, haciendo aspavientos y poniendo sus patas a modo de visera sobre los párpados para que el fulgor del cocodrilo no les cegara.
Pero algo terrible sucedió… El calor del sol era tan intenso en África que, a medida que pasaron los días, fue secando la increíble piel del cocodrilo y ésta dejó de relucir. Su brillo se apagó y el color dorado se fue transformando en una armadura seca cubierta de escamas duras y oscuras ¡El cocodrilo había perdido toda su belleza! Entre los animales ya sólo se escuchaban críticas.
– ¡Pero qué feo se ha vuelto el cocodrilo! ¡Su hermosa piel es ahora una coraza rugosa y gris!
Los animales dejaron de arremolinarse junto a él pues se había convertido en un ser feo y de aspecto amenazante. El cocodrilo se sintió humillado y rechazado por todos. Consciente de su transformación, decidió que jamás volverían a burlarse de su nueva piel. Es por eso que desde entonces, sale menos a la superficie y si ve que se acerca alguien, se sumerge rápidamente en el agua y sólo asoma sus ojos.