Los botones
Muchas de las prendas que usas tienen cosidas unas pequeñas piezas llamadas botones ¿verdad? Seguro que los has visto de muchos colores, formas y materiales diferentes, como por ejemplo, de plástico, resina, metal, o madera ¡La variedad es enorme y existen botones para todos los gustos!
Si te fijas bien verás que, aunque son objetos sencillos, cumplen una función muy importante: ajustar la ropa (pantalones, faldas, abrigos, chaquetas, camisas…) a nuestro cuerpo.
Los botones llevan mucho tiempo entre nosotros. Los más antiguos que se conocen tienen 4000 años de antigüedad y aparecieron en unas excavaciones arqueológicas en un valle de la India. Están fabricados con conchas de moluscos a las que se dio forma y después se hicieron agujeritos para poder coserlos a la tela. Su aspecto es muy parecido a los que utilizamos hoy en día, pero por aquel entonces, solo se usaban para adornar las vestimentas.
Los antiguos griegos y romanos más ricos y poderosos adoraban los botones fabricados con materiales valiosos como el marfil o las piedras preciosas. Con ellos embellecían sus túnicas, y de paso, presumían de riqueza y poder.
Los botones sirvieron durante mucho tiempo para engalanar la ropa, pero en el siglo XIII se inventó algo que lo cambió todo: el ojal.
Aunque parezca una tontería, el hecho de poder enganchar los botones en esa pequeña abertura fue un avance muy importante ¿sabes por qué? Pues porque la gente dejó de usar túnicas y empezó a ponerse ropa ajustada gracias a que ya la podían abrochar y desabrochar. A partir de entonces, el botón se convirtió en una pieza no solo decorativa, sino también muy útil e imprescindible en el mundo de la moda.
Si quieres ver botones de todo tipo puedes acudir a una mercería, pues allí es donde se venden junto a otros productos de costura.