La leyenda del queso
Cuenta una antigua leyenda que un día, hace cientos de años, un pastor tuvo la necesidad de hacer un viaje a través del desierto, a lomos de su viejo camello.
Tenía por delante varias horas de camino, así que para no pasar hambre guardó algunos alimentos en un saco, y para no pasar sed, metió leche recién ordeñada de sus ovejas en un recipiente fabricado con tripa de animal.
Partió temprano, justo antes del amanecer. A esa hora todavía hacía fresco, pero a media mañana el sol del desierto se volvió abrasador. El pastor, agobiado por el calor, pensó que si no bebía un poco se iba a desmayar. Cogió el recipiente que contenía la leche y cuando fue a tomarla ¡se quedó de piedra! Debido a las altas temperaturas la leche se había cuajado, es decir, se había transformado en una pasta blanca muy espesa.
A pesar de todo la probó y le pareció que estaba deliciosa. Por pura casualidad acababa de descubrir un producto nunca visto hasta ese momento, pero que seguro que tú conoces muy bien: el queso.