El viaje
Día 1: Empieza el viaje
Nuestra primera parada fue el aeropuerto de una pequeña ciudad llamada Leticia. Allí nos reunimos todo el equipo de científicos que íbamos a explorar el Amazonas. Desde el avión con destino a Leticia pude observar el impresionante paisaje verde, roto por la inmensidad de un río que se dividía y se unía continuamente.
En la pista nos esperaba María, nuestra guía y enlace con la comunidad aborigen Ticunas, que nos alojó en casa repartidas por toda Leticia.
Día 2: El río
Nuestra siguiente noche la pasamos navegando por las aguas color chocolate del Amazonas, acompañados por un mico amazónico, un mono que se deslizó desde los árboles mientras embarcábamos en un barco de motor.
Durante el segundo día, tomamos muestras de tierra, con el fin de determinar el daño que la deforestación ilegal estaba haciendo a la capa más superficial de la tierra.
Día 3: Ticunas
Al tercer día llegamos a la pequeña aldea aborigen de los ticunas. Su jefe se había ofrecido a conducirnos en canoas a los claros de la selva, donde los ilegales habían talado grandes cantidades de árboles con el objetivo de vender la madera al Reino Unido.
Recorrimos los claros y partes de la selva durante horas, para regresar a la aldea cansados y algo apenados por lo visto. Esa misma noche volvimos a Leticia, cargados con artesanía elaborada con plumas y cortezas de los árboles y recordando las palabras que nos dijo el jefe de la tribu “ El Amazonas es el pulmón del mundo, debemos dejar que respire”.