¿Podría haber dinosaurios en un futuro?
Desde que la primera película de la saga Jurassic Park saliera en 1993, una pregunta aparece invariablemente en la mente de todos. ¿Es realmente posible traer de vuelta a los dinosaurios? ¿Podrían estar en nuestro futuro? Y en el caso de poder hacerlo, ¿deberíamos hacerlo?
Tanto los filmes que se conocieron en 1993, 1997 y 2001, como las nuevas películas creadas a partir de 2015 plantean de manera bastante verosímil la posibilidad de que los dinosaurios sean revividos mediante la genética y la clonación. Asimismo denuncian la irresponsabilidad de hacer uso de este poder para crear algo tan simple y banal, como un parque de diversiones.
Sin embargo las posibilidades de hacer esto son bastante remotas. Así lo explica la doctora Susie Maidment, que es paleontóloga del Museo de Historia Natural de Londres. Expuso claramente que hacer realidad cada uno de los requisitos para traer de vuelta a los dinosaurios, sería en realidad algo difícil de lograr.
El ADN de dinosaurio
El punto de partida para la clonación de los dinosaurios es la posibilidad de obtener una muestra de su ADN intacto en la actualidad.
En el filme esto sucede a través de un mosquito prehistórico que se ha conservado en ámbar, que es la resina de un árbol fosilizada debido a un proceso de presión y temperatura al que es expuesta durante miles de años.
Pero, ¿Es tan probable esto? ¿Serviría para obtener ADN de dinosaurio? De ser así ya se tendría allanado gran parte del camino, porque se obtendría la información genética para desarrollar un ser viviente, al menos en teoría.
Sobre esto la doctora Maidment explica: “Tenemos mosquitos y moscas que pican y que datan de la era de los dinosaurios, que se conservan en ámbar. Pero cuando el ámbar preserva las cosas, tiende a mantener la cáscara, no los tejidos blandos. Es poco probable que se conserve sangre dentro de mosquitos en estas condiciones”.
Esto desmentiría lo narrado en la historia de Michael Crichton. Pero la búsqueda de la sangre de dinosaurio no termina ahí. Se ha hallado restos en insectos antiguos, pero no en ámbar.
“Hace un par de años apareció un artículo sobre un mosquito del Eoceno de 45 millones de años atrás, que en realidad es 20 millones de años después de la extinción de los dinosaurios. El mosquito se conservó en sedimentos del lago y tenía un pigmento rojo en el abdomen. Cuando probaron químicamente ese pigmento, descubrieron porfirinas derivadas de la hemoglobina.”
Se trata de la proteína roja que transporta el oxígeno por el cuerpo en la sangre de casi todos los vertebrados.
Susie Maidment también explicó: “La idea de que algún día podamos encontrar un mosquito o mosca picadora del Mesozoico con algunas partes de la sangre aún conservadas no es del todo descabellada”.
Sangre de dinosaurio, pero sin ADN
Otro problema clave para este caso es el hecho de que tener la sangre de un dinosaurio, no significa que se habrá conseguido ADN de esta. Incluso si se la encuentra dentro de un insecto, no necesariamente será posible usarla para obtener un reptil.
En 2015 la doctora Maidment encontró con sus colegas glóbulos rojos dentro de un hueso fósil de dinosaurio del cretácico. Lo compararon con glóbulos de aves (que son sus descendientes más cercanas) y obtuvieron algunas similitudes morfológicas.
Sin embargo los análisis en búsqueda de ADN fueron infructuosos. Esto deja en claro que incluso si hay sangre o tejido blando, no necesariamente se podrá reconstruir a estos animales extintos.
Hasta ahora se ha recuperado ADN del permafrost (que es una capa del subsuelo de la corteza terrestre), de subfósiles o huesos no fosilizados.
Pero no hay que dejar de lado que el ADN es vulnerable y que se descompone velozmente. Se puede desvanecer rápido debido a la luz solar o el agua, que pueden acelerar su deterioro. Para obtener alguna esperanza se debe manipular en condiciones muy controladas.
El ADN más antiguo data de tan sólo un millón de años atrás. El de dinosaurio es de 66 millones de años. Lograr esto suena realmente muy improbable.
Llenando los espacios vacíos
Ahora vamos a seguir con el supuesto en el que se encuentra el ADN en condiciones para proceder. ¿Cómo sigue la historia, entonces? En el filme, en dónde se emplean instalaciones en ingeniería genética, se combina con el ADN de una rana, y ¡listo! ¡Dinosaurio a la orden!
Esto se debe a que es natural que en un caso como este el ADN esté fragmentado, por lo que en Jurassic Park recurren al ADN de una rana, para llenar espacios o agujeros en la estructura. No obstante, no es fácil saber en dónde están dichos agujeros, si no se conoce el genoma completo.
Y aun suponiendo que si se tuviera el genoma, la opción más coherente para completarlo no son las ranas, que son anfibias. Lo más lógico en realidad es usar ADN de ave, que son lo más cercano a un dinosaurio en la actualidad. Otra opción es el del cocodrilo que comparte un ancestro común con los dinosaurios.
La clonación de un dinosaurio
Como hemos visto, hay obstáculos considerables que superar cuando se trata de traer a la vida a un dinosaurio. Sabemos que el ADN se degrada con el tiempo, y que es difícil obtener esta muestra con una antigüedad de 66 millones de años.
Aunque hay huesos de dinosaurios en la actualidad, es poco probable que persista su ADN. Por eso la clonación no sería de gran ayuda para lograr este objetivo.
Pero esto no es todo para la ciencia, porque aún queda a disposición la ingeniería inversa.
La doctora Maidment explica que esto consiste en tomar un animal como un pollo y diseñarle dientes o una cola. Pero el resultado no sería en este caso un dinosaurio, ya que habría sido delineado por la acción humana.
El aspecto ético
A esto se suma el hecho de que hay dilemas éticos involucrados. Es decir la consideración de las consecuencias en nuestro mundo, que podrían no ser las más positivas.
¿Qué sucede cuando un animal tiene dientes? ¿Le salen garras también? Además, siendo un ser que vivió hace 150 millones de años, ¿podrá adaptarse al mundo que tenemos ahora? ¿Qué va a comer? Incluso si es herbívoro, ¿podrá alimentarse de la vegetación que ha evolucionado? ¿Dónde viviría? ¿Qué función tendría entre nosotros?
Es evidente que la tendencia humana es la de sistematizar las cosas para su consumo y que la idea de que se los use en parques de diversiones no es exagerada. Por lo tanto, lo mejor es que los dinosaurios permanezcan en el pasado, dónde pertenecen.