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¿Existen los dinosaurios?

Aves dinosaurios

Estas criaturas enormes que vivieron millones de años atrás, siguen despertando la imaginación y la curiosidad en millones de personas. Sus admiradores suelen preguntarse si aún existen los dinosaurios y si es posible verlos en la actualidad.

Y la respuesta es un rotundo SÍ. Hoy tenemos dinosaurios entre nosotros. Se trata de las aves, que son sus descendientes más directos. A continuación, te contaremos cómo es esto posible y cómo  tomaron la forma que tienen al día de hoy.

 

¿Cómo surgieron las aves?

Los dinosaurios fueron la especie dominante durante muchísimo tiempo, en un pasado muy remoto. Eran grandes, feroces y variados, y tenían características asombrosas.

Pero entonces hace 66 millones de años un asteroide golpeó la Tierra. Nubes de polvo cubrieron el planeta y bloquearon la luz del sol.

Todo se volvió más frío, las plantas murieron y debido a las bajas temperaturas y a la oscuridad, las nuevas no se desarrollaron bien. Grandes erupciones volcánicas se sumaron además a las malas condiciones de vida.

La mayor parte de los dinosaurios fueron eliminados, pero un grupo sobrevivió. Se trataba de los dinosaurios aviares, a los que ahora llamamos pájaros.

Entonces, ¿cómo es que fueron los únicos dinosaurios que sobrevivieron? Sobre esto hay tres ideas principales.

 

Asteroide impacta La Tierra

Teorías

La primera teoría se basa en que la mayoría de las aves son pequeñas. Las que sobrevivieron a la extinción en masa de los dinosaurios no eran más grandes que un pato. Las criaturas de menor tamaño tienen la virtud de reproducirse más rápido. Lo que implica que se adaptan mejor y más rápido a nuevas situaciones que las criaturas de mayor tamaño.

El volumen corporal mínimo también les dio otra ventaja. No necesitaban comer tanto como las bestias más grandes. Esto fue de gran utilidad porque la comida escaseaba y era difícil de encontrar.

La segunda teoría era que comían prácticamente de todo. Esto incluía semillas, frutas, insectos e incluso peces. En parte se debía a las diferentes formas de sus picos. Estas comenzaron a diversificarse 80 millones de años en adelante.

La tercera hipótesis afirma que sobrevivieron porque podían volar. Esta forma de locomoción requiere menos energía que la usada para caminar o correr grandes distancias. Así que las aves podían escapar fácilmente de las malas condiciones y encontrar comida y lugares más seguros en los que vivir. Aunque claro, esto primero tenía que llevar a desarrollar la capacidad del vuelo propiamente dicha.

¿Existen los dinosaurios hoy?

Hoy podemos decir que las aves son ampliamente un grupo de éxito. Hay al menos 11 mil especies diferentes. Son muy diversas, algo que se puede ver en las diferencias que hay entre pingüinos, gorriones o águilas, entre otros.

Se pueden encontrar en cualquier sitio del planeta, en todos los continentes y  medioambientes. Están en los helados polos, o en los bosques tropicales. Son criaturas increíbles que se elevan por encima de enormes montañas, sobreviven en desiertos o se sumergen en el mar.

Aves parecidas a dinosaurios

Entonces, ¿Por qué las aves son dinosaurios?

La evolución es lo que ha hecho que las aves que hoy conocemos sean en esencia, dinosaurios. Esto explica cómo organismos en un ambiente hostil debieron mutar para transformarse en nuevas especies, más aptas para el entorno de vida.

Esta teoría se inició con Lamark, quien expuso sus ideas sobre la evolución. Enunció la ley del Uso y Desuso, en la que explicaba que las características más usadas de un animal, se verán potenciadas en la siguiente generación. En oposición a esto las menos usadas con el tiempo se atrofiarán.

Por supuesto, Charles Darwin amplió el panorama con su teoría de la selección natural. Afirmó que los especímenes más aptos para el entorno sobreviven dejando una descendencia. En cambio los menos aptos mueren y jamás heredan sus genes.

Así quedaron planteadas las herramientas que ofrecen el darwinismo y el neodarwinismo. Este último es la aplicación de las teorías de Darwin a pruebas bioquímicas y genéticas.

De este modo se deduce cómo un terópodo emplumado, se transformó con el tiempo en las aves que conocemos hoy.

Las evidencias

La anatomía, la embriología, la genética, la taxonomía, la geografía y la patología crean un camino para entender esta evolución.

Anatomía

Los dinosaurios como el tiranosaurio o los raptores son siempre representados como lagartos escamosos y fríos. Pero al analizar su anatomía el cuadro es diferente.

Para empezar los dinosaurios y las aves eran ovíparos, protegían a sus crías y eran de sangre caliente. Esto es lo opuesto a un reptil, que es de sangre fría.

A esto se suma que poseían protoplumas. Es decir plumas primitivas cuya función era similar a la que tiene en las aves. También es distinto a la escuálida piel de un reptil.

La anatomía ósea de un ave es similar a la de un dinosaurio. Tienen en común variadas características, como la neumología.

Embriología

Se trata del estudio de cómo se desarrollan las criaturas antes de nacer o eclosionar de un huevo. Al comparar el embrión de un reptil, un ave, un pez y un humano, se pueden ver sus diferencias.

Esta es mayor entre el pez y los otros animales que nombramos. También hay una diferencia entre el reptil y el ave. Y por otro lado también hay que apartar el humano de los demás seres vivientes.

En un diagrama simple, se revelaría un ancestro común entre los reptiles y las aves, que eran los sauropsidos. Por el otro estarían los sinápsidos, que dieron lugar a los mamíferos.

Taxonomía

Esta especialidad nos dice que todos los seres vivos que conocemos pueden ser ordenados en un árbol evolutivo. Todo se remontaría un único microorganismo que derivó en la vida como la conocemos ahora.

Lo lógico sería preguntarse cómo estar seguro de esto y reconocer las diferencias entre un ave y un reptil. Esto puede sólo determinarse por pruebas más exactas a las que recurre el neodarwinismo, cómo es el caso de la genética.

Genética

En este caso la genética puede comparar el ADN de dos individuos distintos, y determinar en qué parte de su evolución se separaron. Sabemos que reptiles y aves proceden de un mismo ancestro común, pero que son grupos diferentes.

Lo único que necesitaríamos para confirmar que los dinosaurios son aves, es extraer su ADN y analizarlo. Pero el problema es que los dinosaurios vivieron hace ya demasiado tiempo.

El ADN puede persistir tan sólo 500 años. Por lo que no es posible obtener una muestra que sirva para obtener esta certeza.

A pesar de esto el genoma de las aves tiene rastros de los antiguos dinosaurios. Son entonces lo más cercano que alguna vez veremos de estas criaturas prehistóricas.

 

Fósil de un dinosaurio reptil volador

 

El nacimiento del pico

Los científicos continúan haciendo pruebas con las que confirmar que existen los dinosaurios y que se trata de los pájaros que pueblan nuestro mundo. Arkhat Azhanov, biólogo de la Universidad de Harvard realizó un estudio destinado a comprender la relación entre dinosaurios y aves.

Para eso recurrió a la combinación de la evolución, la genética y de la biología del desarrollo. Esto le permitió explorar el surgimiento de características específicas.

El pico en los pájaros es una estructura notable que las aves emplean para comer, asearse y cuidar de sus crías. Su éxito no se debe sólo a la capacidad de volar, sino a la existencia de gran variedad de picos.

Comprobó que con tan sólo un par de cambios genéticos era posible retrotraer la cara de un ave, hacia algo parecido a la cara de un dinosaurio. Estos investigadores mapearon la actividad de los genes en caimanes, pollos, ratones, lagartos, emús y tortugas.

Descubrieron que los reptiles y mamíferos ostentaban rastros de actividad, uno a cada lado de una cavidad nasal en desarrollo. En cambio, las aves poseían un parche único que abarcaba la parte frontal de la cara.

Usaron el patrón que ofrecían los caimanes como sustitutos de los dinosaurios, basados en sus hocicos y huesos premaxilares similares. Después revirtieron un patrón de expresión genética específico en embriones de pollo.

El resultado fue el desarrollo de embriones (que no nacieron por cuestiones éticas) que desarrollaron una cara similar a la de un dinosaurio extinto.

Esto podría ser un ejemplo, una pista bastante precisa de que existen los dinosaurios y que los podemos ver en las aves.