Test de aprendizaje kinestésico
El test de aprendizaje kinestésico es una herramienta muy útil para conocer cómo funciona el cerebro a la hora de asimilar nuevos conceptos. Tanto si te dedicas a la docencia, perteneces al mundo académico o si tienes niños en edad escolar, es probable que quieras descubrir los distintos métodos que existen y cuáles son sus mecanismos para optimizar la incorporación de nueva información. Sigue leyendo este artículo para conocer de qué se trata el aprendizaje kinestésico y aprender a reconocerlo.
¿Qué es el test de aprendizaje kinestésico?
No todos aprendemos de la misma forma. Una prueba de ello puede ser observar por un rato una clase de cualquier asignatura: estarán quienes estén tomando apuntes, quienes tan solo se disponen a mirar y escuchar al docente, y nunca faltará aquel que esté, en aparente estado de distracción, canalizando la nueva información mientras dibuja al costado de una hoja.
El estilo de aprendizaje está dado desde nuestro nacimiento por características personales y fisiológicas, y se desarrolla a lo largo de toda la vida. Los expertos indican que existen tres modelos de asimilación de la información: visual, auditivo y kinestésico.
El aprendizaje kinestésico, o cinestésico, es un proceso cerebral de adquisición de nuevas habilidades, destrezas y estímulos que sucede cuando la persona experimenta con su propio cuerpo. ¿Qué significa esto? Seguramente hayas escuchado más de una vez la frase “el cuerpo tiene memoria”, ¿verdad? Es que, efectivamente, nuestro organismo cuenta con memoria muscular y es allí adonde estas personas en particular irán a buscar la información una vez aprendida. El aprendizaje se internaliza mediante las sensaciones, el tacto, el olfato, el gusto y otras funciones que se activarán en el cuerpo durante la experiencia.
Lo curioso es que solo un porcentaje muy pequeño de las personas en el mundo tienen mayoritariamente esta capacidad, ¡solo un 5%! Pero es importante saber que este mecanismo no es exclusivo: quienes aprenden de forma kinestésica seguramente también lo hacen de forma visual o auditiva en distintas proporciones. De hecho, puede que las activen de manera aleatoria según sea necesario. Por otro lado, también es cierto que el aprendizaje kinestésico puede tomar un poco más de tiempo que los otros métodos, pero los estudios indican que los conceptos suelen ser profundamente asimilados.
¿Cómo reconocer a un alumno kinestésico?
Quizás lo veas moverse un poco más de lo normal durante la clase o notes que se entusiasma más que el resto por participar de un ejercicio. Pero, sin dudas, una buena manera de conocer cuál es nuestro mecanismo de aprendizaje será realizando un test de aprendizaje kinestésico.
- Asimilan la información mediante el movimiento.
- Necesitan tocar con sus manos para entender.
- Adoran las actividades prácticas y dinámicas.
- Se aburren con facilidad.
- Son sensibles y perceptivos.
- Son muy inquietos y se mueven de un lado al otro durante una lección.
- En un laboratorio o centro de experimentación se mueven como pez en el agua.
- Recuerdan vivencias en función de sus sentimientos.
- Son hábiles con las herramientas manuales.
- Se expresan corporalmente.
¿Te has sentido identificado? Entonces probablemente necesites recurrir a la kinestesia más a menudo y así perfeccionar tus métodos de estudio. Si tus respuestas no coincidieron con la mayoría de los ítems arriba descritos, seguramente tus procesos de asimilación de conceptos tendrán más que ver con los auditivos o visuales.
Otros tipos de aprendizaje: visual y auditivo
Como dijimos anteriormente, no todos respondemos de igual manera ante los nuevos estímulos y esto, desde ya, no tiene nada de malo. ¡Todo lo contrario! Resulta muy interesante cuando revelamos qué tipo de alumnos somos, o tenemos enfrente, porque esto permite que se abra un abanico inmenso de posibilidades para ponernos creativos (y eficaces) a la hora de estudiar. También es cierto que nos ahorra muchas frustraciones, ya que en los ámbitos académicos la competencia suele ser moneda corriente y descubrir que nuestros procesos son diferentes a los del resto puede resultar aliviador. De igual manera será muy conveniente si lo que buscamos es conocer cómo aprenden nuestros alumnos o hijos. Al identificarlo podremos personalizar nuestras enseñanzas y nuestro modo de transmitirlas.
Características de los aprendices auditivos:
- Tienen facilidad para memorizar letras de canciones, fechas, citas textuales o refranes.
- Prefieren que alguien les explique el contenido antes que buscarlo en internet o leerlo por sí mismos.
- En algunas ocasiones llevan un ritmo musical imaginario dando golpecitos en las mesas o con los pies.
- Son tranquilos y pacientes.
- Suelen dialogar consigo mismos.
- Son habilidosos para dar clases orales y hablar frente a otros.
- Son grandes narradores y contadores de historias.
Características de los aprendices visuales:
- Son súper detallistas y observadores.
- Asimilan la información exclusivamente por medio de imágenes.
- Se inclinan por una lección en el pizarrón más que por una clase oral.
- Tienen más recuerdos de lo que han visto que de lo que han leído.
- A la hora de tomar apuntes o preparar un examen, organizan la información en diagramas, cuadros sinópticos y listas.
- Les cuesta trabajo transmitir información de forma verbal.
- Pueden ser inquietos e histriónicos.
- Adoran la televisión, el cine y el teatro.
- Se ven atraídos por los colores y tienen una gran imaginación.
Ahora sí. ¿Ya sabes cuál es tu método de aprendizaje predominante? Cabe destacar que nuestros procesos de asimilación son flexibles y a lo largo de la vida podemos modificar la manera en la que aprendemos. Esto dependerá exclusivamente de nuestro entorno, que puede ser distinto al que predominaba en nuestra niñez y por ello nuestra capacidad de adaptación a él se transformará. Por ejemplo, si un alumno en la escuela era mayoritariamente visual, pero una vez adulto se dedica a oficios manuales como la carpintería, la mecánica o la biología, puede que logre profundizar su costado kinestésico a medida que gana experiencia en su profesión.
Test de aprendizaje para niños
Para sacarle el máximo provecho a la educación de nuestros hijos o pequeños alumnos y así favorecer y maximizar nuestro método de traspaso de conocimientos, es importante analizar su tipo de aprendizaje y ajustarnos a estas especificidades. Para identificarlo podemos realizar un test de aprendizaje kinestésico teniendo en cuenta los rasgos anteriormente detallados, ya que se ajustan tanto a niños como adultos. También hay que considerar que es muy importante fomentar el uso de los demás sistemas para que el desarrollo de sus capacidades sea completo y versátil.
A la hora de enseñar, si se trata de un aprendiz visual será prudente empezar por una descripción general de las temáticas a explicar e ir disminuyendo los conceptos de más a menos. También es clave optar por hacer dibujos y cuadros, utilizando una buena variedad de colores y alternando tamaños según la jerarquía que se quiera establecer. De más está decir que, siempre que sea posible, incluir material gráfico o audiovisual será más que celebrado por el alumno y la información, más (y mejor) asimilada.
Si estamos frente a un aprendiz auditivo, una de las mejores maneras de explicar un nuevo concepto será a través de la descripción de una historia o un relato. Este recurso, si está bien utilizado, da grandes resultados. La forma más efectiva de llevarlo a cabo será utilizando una voz pausada y clara, ofreciendo el contenido ordenadamente y de manera secuencial.
De igual manera resultarán muy útiles las audioguías y todo el material sonoro que se pueda sumar a la clase.
Los alumnos kinestésicos se inclinan por lo sensorial y, por eso, lo mejor será proponer ejercicios que impliquen construir, tocar y manipular objetos. Para lograrlo se puede recurrir a hacer analogías entre esos objetos y los conceptos a tratar en nuestra lección.
Es importante que el niño sea capaz de sostener, olfatear o sentir de lo que hablamos de la manera más tangible posible. También puede resultar todo un éxito implementar clases en lugares que se asocien directamente con los temas a tratar y proponer un abordaje activo por medio de representaciones o ejemplos dinámicos. Otra de las claves está en incluir ejercicios en movimiento que requieran una acción directa y concreta.