Síntomas de embarazo
En el momento en que se produce la fecundación del óvulo dentro de la mujer, el embarazo se pone en marcha. A partir de entonces, durante 40 intensas semanas, el cuerpo de la futura madre se va a transformar paulatinamente para permitir que un nuevo ser humano se desarrolle con normalidad hasta el esperadísimo momento del nacimiento.
Los cambios son tan grandes que, a menudo, la mujer empieza a tener sensaciones nuevas y a notar cambios en su anatomía antes de que un médico o un test de embarazo confirmen su estado.
¿Quieres saber cuáles suelen ser los síntomas que indican que una nueva vida está en camino? A continuación detallamos algunos de los más habituales.
Los diez síntomas más frecuentes en el embarazo
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Manchado leve.
A los pocos días de tener relaciones sexuales, las mujeres pueden tener un pequeño sangrado vaginal, menos abundante que la menstruación.
Se produce por la rotura de algunos vasitos sanguíneos cuando el embrión (óvulo recién fertilizado), después de viajar por las trompas de Falopio, se instala en el útero. Por esta razón se llama sangrado de implantación. Dura entre unas horas y un par de días.
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Falta de menstruación.
La desaparición de la regla puede ser otra señal de embarazo. Lógicamente, es un hecho que rápidamente llama la atención y pone sobre aviso, especialmente cuando el ciclo menstrual es regular.
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Náuseas y vómitos.
Posiblemente sea a causa de los cambios hormonales que muchas mujeres embarazadas perciben los olores y sabores de manera distinta a como lo hacen habitualmente. Esto causa que determinados aromas o alimentos, de repente, puedan resultarle desagradables, hasta el punto de sentir náuseas y ganas de vomitar.
Esta famosa etapa es propia de las primeras semanas de gestación, sobre todo entre la semana seis y la catorce. Evidentemente no siempre ocurre, así que hay afortunadas que pueden presumir de haberse librado de este molesto trance.
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Antojos.
Otro clásico, no lo vamos a negar. Y es que, al igual que hay sabores que durante el embarazo producen aversión, el cambio en el olfato y el gusto hace que otros empiecen, de un día para otro, a resultar inexplicablemente apetecibles.
Es más que probable que alimentos como los pepinillos, el chocolate, las fresas, los quesos o las patatas fritas, se conviertan en un objeto de deseo que hay que ingerir con urgencia porque desatan un enorme placer y calman la ansiedad.
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Excesivas ganas de orinar.
El útero, a medida que aumenta su tamaño, presiona la vejiga; esto, unido a que los riñones trabajan más intensamente para eliminar los residuos, provoca que muchas futuras mamás tengan la continua necesidad de hacer pis.
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Alteraciones en el humor.
La revolución hormonal y los cambios metabólicos repercuten en las emociones y dejan la sensibilidad a flor de piel. Sentir ganas repentinas de llorar o pasar de la alegría a la tristeza (y viceversa) en una décima de segundo, pueden ser síntomas de que algo especial está pasando en el interior del útero.
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Fatiga y sueño.
Es muy normal notar un cansancio tremendo y desear dormir más de la cuenta. La razón: el considerable aumento de una hormona llamada progesterona en el organismo.
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Gases, hinchazón, ardor de estómago y estreñimiento.
El alto nivel de progesterona también aumenta la impresión de estar a punto de explotar de gases, la acidez después de las comidas y la dificultad a la hora de defecar. Las tres son pistas que pueden indicar un posible embarazo.
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Cambios en las mamas.
Uno de los síntomas más generalizados es notar que los senos cambian de tamaño, varían su morfología o están mucho más sensibles, doloridos y calientes al tacto. Esto es un indicativo de que quizá estén cambiando para poder alimentar a un futuro bebé.
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Congestión nasal.
Durante el embarazo es frecuente la rinitis gestacional que provoca congestión y mucosidad abundante.
Es muy incómoda, pero no supone un peligro para el feto. De nuevo, la culpa es de esas hormonas que se vuelven tan locas durante la gestación.
Conclusión
Estos son los diez síntomas más frecuentes que suelen experimentar las mujeres cuando están embarazadas, pero no hay que olvidar que se pueden tener todos o tan solo alguno de ellos. Es muy importante entender que, valorados aisladamente, no sirven para confirmar nada.
Para saber a ciencia cierta si una mujer espera un hijo, es necesario hacer un test de embarazo o un análisis de sangre que mida la concentración de hormona beta hCG.