Los piojos en niños. Información básica y fácil para padres e hijos.
Los piojos son los eternos compañeros de los niños en edad escolar a lo largo y ancho del planeta. Casi todo el mundo ha escuchado hablar de ellos o conoce personas que los han tenido, pero la mayoría de los padres se quedan atónitos cuando llega el temido momento en que esos bichos, diminutos a la vez que horripilantes, atacan la cabeza de sus hijos. ¿Cómo es posible, si se duchan y se ponen ropa limpia a diario? ¿En qué putrefactos lugares se meten nuestros retoños cuando no les vemos? ¡¿Qué habremos hecho nosotros para merecer tan horrible invasión?!
¡Tranquilos que no se trata de un problema de higiene ni de una plaga bíblica! Para que tengáis una correcta información vamos a intentar resolver, de forma sencilla y resumida, las cuestiones más importantes que los padres y madres soléis tener sobre este tema. Resulta un poco desagradable, pero es mejor conocer algunos detalles por si, un día aparecen por sorpresa estos indeseables personajillos.
¿Qué son los piojos? ¿Por qué salen? ¿Cómo podemos evitarlos? ¿Cuál es el mejor tratamiento para eliminarlos?… ¡Aquí tienes las respuestas!
¿Qué son los piojos?
Los piojos son unos insectos pequeñitos que viven en el cuerpo humano y se alimentan de la sangre del cuero cabelludo. ¿Cómo lo hacen? Muy fácil: se instalan en la cabeza y pican la piel para extraer una pequeña cantidad del preciado líquido rojo.
En las cabezas tienen todo lo que desean para vivir a cuerpo de rey, esto es, alimento y la temperatura ideal para sentirse confortables ¡No necesitan nada más para ser felices!
Una vez encontrado el hogar de sus sueños, los piojos saben que también es el lugar idóneo para reproducirse; en cuanto tienen la ocasión, ponen sus minúsculos huevos y los pegan al cabello para que puedan sobrevivir. Estos huevos de los piojos son las famosas liendres.
Cada piojo puede poner entre ocho y diez huevos al día.
De cada uno saldrá un nuevo piojo en poco más de una semana. Si cada piojo vive aproximadamente un mes, significa que durante su vida pondrá de 200 o 300 huevos, que a su vez se convertirán en nuevos insectos.
Mejor no hagas cálculos de los piojos que pueden poblar una cabeza en cuestión de días porque, solo con pensarlo, empezarás a rascarte sin parar. Quédate con la idea de que la reproducción del piojo es muy rápida y que, por esa razón, en menos que canta un gallo se produce una infestación.
La infestación de piojos en la cabeza recibe el nombre de pediculosis.
¿Por qué aparecen sobre todo en la cabeza de los niños?
Es muy importante aclarar que cualquier persona, tenga la edad que tenga, puede sufrir pediculosis. También es cierto que es mucho más común en los niños, principalmente en edades comprendidas entre los cuatro y los diez años. La explicación es bastante sencilla, como vas a ver a continuación.
Los piojos no vuelan porque no tienen alas, pero sí se arrastran y son capaces de moverse muy deprisa. Por eso, los que habitan en la cabeza de una persona pueden pasar a la cabeza de otra a gran velocidad. Lo hacen con gran habilidad y siempre por contacto directo.
Los niños pequeños se contagian fácilmente porque en la escuela conviven durante largas horas y el contacto físico entre ellos es muy estrecho. Los chiquitines suelen tocarse mucho, abrazarse… Además, muchas de las actividades que hacen son de cercanía (bailar, juegos de manos, dormir la siesta en colchonetas…) Esto permite que los piojos se trasladen con enorme facilidad de una cabeza a otra y se produzca el contagio masivo.
Pero además, hay que tener en cuenta que el contagio se produce cuando comparten objetos personales como peines, cepillos, gorros… Además, si se guardan las pertenencias de los niños (ropa, muñecos de trapo, toallas…) en el mismo armario, cajón o casillero, la propagación está prácticamente asegurada.
¿Qué síntomas hacen sospechar su presencia en la cabeza de un niño?
Los síntomas son conocidos por casi todo el mundo, pero vamos a recordarlos:
- Cosquilleo en la cabeza. La sensación es de que algo se mueve por el pelo.
- Picor insoportable. Suele empezar cuando los piojos pican el cuero cabelludo, ya que la piel humana reacciona al contacto con su saliva.
- Irritación y enrojecimiento de la piel.
- Erupciones y llagas que a veces se pueden infectar.
¿Cómo comprobar si nuestro hijo tiene piojos?
Si el niño tiene alguno de los síntomas arriba descritos, la única manera de verificar si se deben a la presencia de piojos es mediante una inspección. No nos queda más remedio que tragar saliva, respirar hondo, y comprobarlo con nuestros propios ojos.
En un lugar bien iluminado, y si hace falta con ayuda de una lupa, exploraremos la cabeza detenidamente, preferiblemente con el cabello húmedo. Tenemos que fijarnos bien si vemos algún bichito cerca de la raíz del cabello, detrás de las orejas, en la nuca… Pillarlos es muy complicado porque huyen de la luz y se mueven muy rápido.
Aparte de los insectos, es fundamental detectar si hay liendres.
Las liendres o huevos son de color amarillo, marrón o gris, pero hay que tener en cuenta que se vuelven de color blanquecino cuando el bicho ya no está en su interior.
Las liendres pueden confundirse con caspa. Para distinguirlas, cepilla el pelo o péinalo con un peine de púas finas. Al hacerlo, la caspa se cae fácilmente, mientras que las liendres son pegajosas y siguen aferradas al pelo.
Existe un utensilio muy útil llamado liendrera, que es un tipo de peine especialmente diseñado para arrancar liendres y piojos a su paso.
¿Cuáles son los tratamientos para erradicar los piojos?
Actualmente existen varias formas de acabar con esos inquilinos que, admitámoslo, son repugnantes y nada bienvenidos.
Lo adecuado es acudir a una farmacia para que te asesoren correctamente. En el mercado existen champús, cremas y otros productos específicos, así que con un tratamiento adecuado y siguiendo las instrucciones al pie de la letra, en pocos días el problema estará solucionado. Incluso si vas a utilizar aceites esenciales como el del árbol del té, acude antes a que un médico o farmacéutico te aconseje.
Debes saber que muchos tratamientos caseros considerados naturales no son efectivos. Existe la creencia de que echando determinados productos en el cabello, como por ejemplo mahonesa recién hecha o ajos triturados en agua, los piojos caen fulminados. Lo cierto es que ni el vinagre, ni el huevo, ni el aceite, ni la sal, ni el ajo… poseen cualidades bactericidas o de otro tipo contra estos parásitos.
Es MUY IMPORTANTE que tengas en cuenta lo siguiente:
- Nunca compres lociones o medicamentos para la pediculosis sin consultar antes a un profesional.
- Jamás utilices productos que puedan ser inflamables o peligrosos para tus hijos.
- Los expertos están para ayudarnos y decidir cuál es la mejor opción en cada caso. Piensa que hay que tener en cuenta las alergias, las pieles especialmente sensibles, la edad del niño, etc.
- Sigue únicamente las recomendaciones que procedan de fuentes fiables de los profesionales de la salud.
- No permitas que los niños manipulen solos los productos mata piojos. La aplicación siempre debe realizarla un adulto.
Si el niño está afectado hasta el punto de que presenta heridas o tiene la piel irritada, debes acudir a la consulta de su pediatra. Si esto no es posible a corto plazo, el farmacéutico puede echarle un vistazo y darte su opinión sobre qué debes hacer.
¿Qué hay que hacer cuando hemos acabado con ellos?
En el momento en que se solucione el problema, tienes que desinfectar todos los utensilios de higiene para el cabello (toallas, cepillos…), pero también realizar una limpieza profunda de la casa y el coche (tapicerías, alfombras, cojines, peluches…), y de toda la ropa que haya estado en contacto con los insectos en las últimas semanas.
Obviamente, todos los miembros de la familia de un niño infectado deben revisarse la cabeza para saber si se han contagiado.
¿Cómo prevenir la aparición de piojos?
Durante el curso escolar, principalmente en las etapas de infantil y primaria, es recomendable que revises periódicamente la cabeza de tus hijos. También es importante lavar a menudo la ropa de uso continuo como cazadoras, bufandas o gorros.
Los niños han de aprender desde bien pequeños que cada uno tiene sus prendas y que, en la medida de lo posible, deben evitar compartirlas. Lo mismo sucede con las toallas de aseo o las almohadas.
*Si sospechas o confirmas que tu hijo tiene piojos, debes comunicarlo inmediatamente a sus profesores, porque la propagación es rapidísima y casi segura.
* Por norma general, si el niño recibe un correcto y controlado tratamiento para la pediculosis, puede seguir asistiendo a clase tomando las debidas precauciones. Nadie debe ser marginado o excluido de la escuela por este motivo.