Pesadillas y terrores nocturnos
Sabemos que dormir bien es necesario para mantener la integridad y el bienestar de cualquier persona, sin embargo, tener una pesadilla resulta común para cada uno de nosotros. Las pesadillas y los terrores nocturnos son involuntarios y son principales enemigos del sueño de muchos niños, estos pueden parecer muy reales gracias a la imaginación.
Las pesadillas y terrores nocturnos pueden no solo provocar insomnio y hacer que los peques se despierten fácilmente, sino que también pueden generarles miedo o ganas de llorar sin poder controlarse. Pueden provocar incluso que se sientan cansados durante el día, les cueste concentrarse en las actividades o que se sientan irascibles, decaídos y de mal humor. Producto de todo ello, es probable que los niños que no duermen bien tengan problemas de comportamiento y les cueste tener un buen rendimiento en la escuela.
¿Qué son los terrores nocturnos? – síntomas
Los seres humanos podemos soñar desde los primeros meses de vida, pero es aproximadamente a los tres años cuando los niños han mejorado su capacidad para comunicarse y su potencial creativo, esto hace que los sueños se relacionen fácilmente con sucesos de la realidad que han sido significativos y en algunos casos pueden convertirse en pesadillas. Muchos de los sueños que se tienen durante las noches se relacionan con cosas que hemos vivido recientemente o con los sentimientos que dichas cosas nos han causado.
Las pesadillas son diferentes de los terrores nocturnos, aunque se suelen confundir. Las pesadillas suelen ser más cortas y es frecuente que la persona se despierte después de tener una y le sea difícil volver a conciliar el sueño.
Los terrores nocturnos, por su parte, pueden llegar a ser más duraderos y pueden aparecer en la segunda fase del ciclo del sueño, tras una hiperactivación del sistema nervioso central.
Cuando dormimos, nuestro cerebro tiene varios ciclos de sueño en donde la mente tiene mayor o menor actividad, dependiendo de la evolución constante del ciclo. Las pesadillas y terrores nocturnos ocurren en la fase donde el cerebro se encuentra activo, nuestro cuerpo puede inclusive reaccionar con movimientos a pesar de que se está durmiendo. Si un niño está teniendo un sueño nocturno es probable que presente:
- Llanto sin control.
- Tiene la mirada ausente, se le nota aterrorizado o confundido.
- Respira con intranquilidad.
- Su cuerpo empieza a temblar o a sudar.
- En algunas ocasiones puede no reconocer a las personas que están a su lado.
Las pesadillas y terrores nocturnos son sueños no deseados que pueden parecer muy reales, tanto así que el cuerpo responde como lo haría en una situación de estrés o miedo. Las emociones que se pueden sentir son tan vívidas que el cerebro puede tardar en procesar la diferencia entre el miedo del sueño y la realidad.
¿Qué hacer?
Cuando los peques se despiertan por un mal sueño, es normal que se encuentren un poco aterrorizados y busquen el consuelo de sus padres o personas más allegadas. Las pesadillas y terrores nocturnos son frecuentemente la razón por la que los se levanten a media noche. Si su hijo se despierta tras una mala pesadilla es recomendable que:
No le deje solo
Si su niño viene a buscarle tras despertarse de una pesadilla es necesario que atienda su llamado. Aunque solo haya sido un sueño, puede ser que sienta miedo real de lo que acaba de pasar por su mente.
Asegúrele que se puede sentir seguro y protegido a su lado, esto hará que pueda tranquilizarse y pasar la conmoción de la pesadilla.
Explíquele que se trata de un mal sueño
Coméntele con tranquilidad que es normal tener pesadillas y que estas nos asustan, pero no existen. Es probable que su niño parezca un poco perdido y necesite que le recuerden que las pesadillas y terrores nocturnos no están presentes en la realidad. Si es el caso, verifique en su presencia que no hay monstruos bajo la cama o en el armario, o cualquier cosa que esté atemorizando al niño y que usted pueda demostrarle con hechos que no tiene de qué preocuparse.
Permita que se exprese
No es necesario le cuente todo lo que ha soñado, pero hablar de los miedos y preocupaciones ayuda al niño a que pueda procesar lo que ha experimentado en el sueño, y conocer así exactamente cuál es el enemigo que está impidiendo a su hijo dormir tranquilamente. Al día siguiente puede hablarle del tema con mayor naturalidad.
Crear un ambiente tranquilo
Busque elementos que puedan hacer de la habitación de su niño un lugar más afable para dormir. Encender una luz ambiental, utilizar también música suave y relajante de fondo o traer un juguete o una manta favorita, incluso puede colocar un atrapasueños en la cabecera de la cama y explicarle su magia. De la misma manera, busque eliminar aquellos objetos que le hacen sentir temor, muchas veces suelen ser las sombras y el miedo a la oscuridad generan pesadillas.
Anímele a dormir de nuevo
Después de una pesadilla o un terror nocturno a muchos niños les cuestan volver a conciliar el sueño. Es importante evitar irrumpir el ciclo de sueño para poder estar descansado, puede acompañarle hasta que se quede otra vez dormido.
Temor a tener nuevamente la pesadilla
Si llega la hora de dormir y su hijo manifiesta deseos de no ir a la cama por temor a que aparezcan las pesadillas, es importante que pueda expresar lo que le asusta y ayudarle a hacerlo le hará el trabajo más sencillo. Motívele a que dibuje, narre o escriba lo sucedido en la pesadilla y qué es lo que más le asusta. A través de la imaginación puede desvalorizar el miedo que siente y con ayuda de la creatividad puede incluso darle un final diferente a la historia que preocupa a su hijo. Anímele a vencer sus miedos, aunque pueda que estos sean imaginarios.
Una estrategia para llevar control sobre los temores que asustan a los niños de noche es llevar un diario o un cuaderno donde se recopile información relevante del sueño del niño y sus hábitos para ir a la cama. Este cuaderno del sueño puede ser llevado conjuntamente por el peque y sus padres, puede incluir datos como: cuantas horas duerme al día, cuanto tiempo tarda en dormirse y que tan a menudo se despierta durante la noche.
¿Qué los provoca? – Causas de las pesadillas y terrones nocturnos
A ciencia cierta se desconocen las razones por las que los seres humanos tenemos pesadillas y qué las provoca. En algunas ocasiones los sueños son elaborados a partir de cambios o situaciones estresantes para los niños, algunas otras responden como reacciones a miedos profundos de situaciones que no comprenden o que de alguna manera les deja una impresión en el subconsciente.
Estas imágenes son alteradas y reproducidas mientras dormimos. Aunque no se puede impedir que un peque tenga una pesadilla, hay situaciones que permiten favorecer un mejor sueño, como: tener una rutina y hábitos para ir a la cama, evitar ciertas películas o programas de televisión al igual que algunos alimentos durante la noche.
La mayoría de los niños suele tener pesadillas de manera esporádica, y suelen desaparecer al cabo de unos días. La seguridad de los padres y el consuelo que le brinden puede ayudar a superar rápidamente una pesadilla generada por el estrés o la angustia del día o algún cambio en el hogar. Sin embargo, si su hijo no duerme constantemente y de manera frecuente está teniendo pesadillas que le impiden descansar y afecta su comportamiento, es recomendable que consulte con su médico de confianza.
La duración de las pesadillas y los terrores nocturnos varían. Algunas pueden durar segundos o minutos, aunque hay terrores nocturnos que pueden extenderse por más tiempo.