Libros de texto ¿sí o no? Analizamos su papel en las aulas
El pasado domingo quedé a comer con una maestra, buena amiga, que imparte enseñanza en la etapa de infantil. Tras media hora nos decidimos por un turco; entre el hummus y el kebab estuvimos hablando de los libros de texto. Me comentó la posibilidad de la incorporación de una nueva compañera y cÓmo podría interferir esto en uno de los aspectos del método de enseñanza, libros sí o no.
Aunque compatibles, el libro puede ser un apoyo al material elaborado, y viceversa. La mayoría de los profesores se decantan por un sistema u otro. Por ejemplo, mi amiga es defensora a ultranza de crear su material, adaptándolo a los acontecimientos o efemérides destacadas de ese año.
A debate, pues, el libro de texto en las aulas.
Defensores de los libros de texto
Cabe matizar, antes de exponer los argumentos, que al referirnos a libro de texto lo hacemos sobre aquellos elaborados por las grandes editoriales.
- Se adecúan a los múltiples cambios que sufre el currículum cada vez que se modifica la ley educativa.
- Son elaborados por profesionales que incorporan propuestas pedagógicas adaptadas a los nuevos paradigmas educativos (proyectos interdisciplinares, aprendizaje cooperativo, talleres, inteligencias múltiples, etc.).
- Facilitan los recursos didácticos del proyecto. Las editoriales ofrecen la programación de aula, incluso en formato Word para facilitar los cambios. Este documento administrativo de obligado cumplimento por los maestros, conlleva horas de dedicación. Los defensores argumentan que la “liberación” de este tiempo es dedicada a la preparación de las clases.
- Junto con el libro del maestro se proveen materiales educativos centrados en el alumno (actividades de refuerzo, de ampliación, de repaso o de evaluación, etc.)
- Permite seguir una línea metodológica, “editorial”, a lo largo de toda la etapa. Sin cambios bruscos en el tipo de metodología o modelo de enseñanza (por ejemplo el método de resolución de problemas)
- Minimiza las posibles desigualdades entre grupos de alumnos del mismo curso pero de diferente clase.
- Sirven de guía para los maestros encargados de realizar sustituciones.
Detractores del libro de texto
Por su parte los profesionales que defienden la creación y elaboración de sus programas, recursos y materiales exponen las siguientes ventajas frente a los libros de texto:
- No suponen los costes de los libros de texto. Muchos padres no sienten tanto en sus bolsillos la llamada “vuelta al cole”. Las administraciones pueden dedicar las becas destinadas a la compra de libros, cada vez más reducidas, a otro tipo de recursos.
- Integran en sus propuestas pedagógicas los nuevos modelos y paradigmas educativos sin necesidad de esperar a que sean recogidos por las editoriales o aparezcan en la ley.
- Adecuan el material a las características o necesidades grupales e individualidades de sus alumnos para un curso específico.
- Fomentan la creatividad y la innovación al no ceñirse siempre al mismo formato. Mostrando al alumno múltiples propuestas y estructuras que mejoran su pensamiento lógico y abstracto (murales, experimentos, debates, exposiciones, etc.).
- Permiten adaptar el material a los acontecimientos actuales (años internacionales, Mundiales, Juegos Olímpicos, noticias relevantes, etc.), acercando al alumno a su entorno y haciendo más atractivas las lecciones, motivándoles.
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Conclusión
Es verdad que los libros de textos suponen una ventaja para los profesionales y sus alumnos. Esta ventaja debe ser bien aprovechada y no convertirse en mecanismo facilitador de las obligaciones que conlleva el cargo.
Si se utilizan libros de texto estos han de convivir con propuestas y materiales elaborados por los maestros. Acercando la realidad social y teniendo en cuenta la pluralidad de los alumnos a nivel grupal e individual. Hemos de ser capaces de poner en funcionamiento un tándem que se renueve con los avances educativos y que esté siempre en continuo movimiento. De esta forma facilitaremos a los alumnos mecanismos para solventar los inconvenientes que les surgirán en su futuro como miembros de una sociedad democrática que avanza.